Dos rutas, dos mundos 

Desde el corazón de Las Hurdes hasta los escombros románticos del ferrocarril salmantino, esta experiencia fotográfica te lleva por cascadas ocultas, puentes imposibles y túneles donde la naturaleza reclama lo que el hierro abandonó. 

El Chorro de la Miancera (El Gasco, Cáceres)

El sendero al Chorro de la Miancera es un viaje por el tiempo geológico, donde las pizarras se agrietan y los helechos te rodean. Tras una caminata corta pero empinada, el espectáculo comienza: una caída de agua que parece tallada a golpe de siglos y tormentas , encajonada entre muros verticales. Verás rocas negras y líquenes fluorescentes, saltos de agua fotografiados en larga exposición y El Gasco: un pueblo que parece una postal olvidada por el siglo XXI.

Ruta por el Camino de Hierro (La Fregeneda, Salamanca)

Siguiendo los raíles oxidados de una antigua vía férrea, nos adentramos en el Camino de Hierro. Esta ruta es un desafío para los que no temen a los túneles interminables, a los puentes sin barandilla, ni a las emociones fuertes sin Wi-Fi. Sufriremos atravesando 20 túneles (sí, veinte. Contados.) y puentes de vértigo, suspendidos sobre gargantas imposibles.

Miranda del Castañar: café entre piedras con historia 

De regreso a casa, decidimos hacer una última parada: Miranda del Castañar, ese rincón amurallado de la Sierra de Francia que parece haber sido esculpido por el tiempo... y por el capricho de los dioses del granito.

Un café en la plaza, el eco de los pasos sobre adoquines centenarios y la sensación de que aquí el reloj va más lento—o tal vez se detuvo hace siglos. Paseamos por sus calles empedradas, acariciamos con la mirada los blasones gastados y dejamos que las sombras de las torres medievales nos recordaran que también lo cotidiano puede tener alma de leyenda.

Fue el broche perfecto: tras cascadas salvajes y túneles de hierro, un pueblo de piedra que nos ofreció silencio, historia… y una taza caliente.

"Cuando el agua rompe la piedra y el hierro se oxida, la belleza se cuela entre las grietas."

From the heart of Las Hurdes to the romantic ruins of the old Salamanca railway, this photographic journey takes you through hidden waterfalls, impossible bridges, and tunnels where nature reclaims what iron once abandoned.

The trail to the Chorro de la Miancera is a walk through geological time, where cracked slate cliffs rise around you and ferns brush your legs. After a short but steep hike, the scene unfolds: a waterfall carved by centuries and storms, wedged between vertical rock walls. You'll find black stones, fluorescent lichens, long-exposure shots of water in motion, and El Gasco—a village that looks like a postcard lost in time.

Following the rusted tracks of a forgotten railway, we enter the Iron Trail. This route is a challenge for those unafraid of endless tunnels, rail-less bridges, and adrenaline without a Wi-Fi signal. We endure 20 tunnels (yes, twenty—counted) and dizzying bridges suspended above impossible ravines.

"When water breaks stone and iron rusts, beauty slips through the cracks."